El Sol del 25

Hoy se celebra un nuevo aniversario del nacimiento de la Patria. Se trata del 204 aniversario, fecha más que oportuna para renovar las esperanzas por un país mejor y más justo.

No es casual que el ideario de mayo siga teniendo actualidad. No es porque se ha claudicado o no se ha cumplido, sino porque se trata de un ideario que siempre se renueva ante cada época. Los derechos no se conquistan una vez y para siempre, sino que requieren de un cotidiano esfuerzo para que no sean degradados o tergiversados.
Como toda fecha patria, se trata de una jornada que debe remitir a todas las jornadas. Por eso es un día especial y ninguna mezquindad política ni ciudadana, ninguna desazón de cualquier índole debe opacar la voluntad de celebrar este destino compartido por generaciones de hombres y mujeres que se llama República Argentina. Por eso es una celebración colectiva que se vive en todos los rincones del país, y tiene el objetivo de colaborar con la construcción de una Nación que esté por encima de todas las frustraciones y pesares.
El sol del 25 de Mayo siempre asoma de manera muy oportuna, porque ilumina esa voluntad innegociable de compartir el destino de grandeza entre todos los argentinos y, como bien se recuerda en el Preámbulo de la Constitución Nacional, también con todos los hombres de buena voluntad que quieran venir a habitar el suelo argentino.
Como ocurre en todos los aniversarios patrios, la jornada también es trascendente porque inspira la necesidad de redoblar los esfuerzos de cada uno, sin excepciones, para alcanzar el bien común y la defensa del interés general de los compatriotas, y simultáneamente colaborar con la dignidad que el país debe tener para sí mismo y para el mundo entero.
Es una fiesta ciudadana. Porque son los ciudadanos –la inmensa mayoría anónima- que silenciosamente ratifican con su ejemplo diario la necesidad de compartir un país entre todos. Y lo hacen dando ejemplo de su responsabilidad y sacrificio, con gestos solidarios y de caridad, con perseverancia en la cultura del esfuerzo, valores que en definitiva sustentan las bases para que el país sea para las actuales como para las futuras generaciones.
Por supuesto que desde el poder en todas sus formas a veces prevalece la expresión de la desidia, de la absurda mezquindad, del odio (que es irracional) o el regocijo de algunos cada vez que se produce un desencuentro o la mera pelea sectorial en detrimento del conjunto. Esto hay que señalarlo, porque no se puede recrear la esperanza soslayando los males que nos rodean.
Pero hay un espíritu superior que habita en todos los rincones del país: es el espíritu de la Revolución de Mayo. Se trata de un sentimiento compartido que se expresa con pasión tanto en el campo como en la ciudad, en las fábricas como en los talleres, en las oficinas como en los comercios, en las escuelas como en los hospitales… en cada hogar. Allí viven, sueñan y trabajan los millones de argentinos que todos los días ponen al servicio del interés general sus talentos y esfuerzos. Esa imagen es un abrazo…. Un abrazo que contiene y da cauce.
El sol del 25 de Mayo es una fecunda oportunidad para convocar sin exclusiones, para renovar la vocación por la democracia, la libertad y la justicia. Se trata de una jornada que siempre pone en el centro de la escena la tolerancia, especialmente entre todos aquellos que no piensan igual. Esto no es casual, porque una Patria está construida y se construye desde la diversidad.
No hay mejor manera de vivir el 25 de Mayo que sentirse hermanos en una misma plaza, saludando con el mismo sentimiento a la Bandera que nos abriga… pero también a la infancia y a la ancianidad que nos reclama.
http://www.diarioelargentino.com.ar/noticias/137533/el-sol-del-25-1

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