Escribe OMAR BELLO - (seguilo en twitter @lavidaesbello) - Sergio Massa es el candidato con más chances a quedarse con la presidencia.
Si se votara hoy Sergio Massa sería presidente de la nación. Así de cruda es la mirada que dan las encuestas (en especial las cuantitativas que muestran números). Es cierto que la gente sabe poco de él. Pero como bien dicen sus asesores: es sólo cuestión de esperar. Logra flotar tranquilo unos meses y ya no habrá forma de sacarlo de ese pedestal. La clave está, como aseguran todos los expertos, después del Mundial. Nadie tomará ninguna decisión importante hasta que termine ese evento que captará la atención de los argentinos (ni siquiera Cristina). Una vez terminado se lanzarán a la carrera por ganar 2015.
¿Quién es su principal oponente? Daniel Scioli, hombre con el que mantiene un pacto secreto de no agresión (por lo menos no brutal) y con quien tiene conversaciones fluidas. De hecho están lejos de descartar una alianza común. Claro que los socios de Massa viven intentando que esa alianza no se produzca: “Es ahora o nunca”, le señalan. Porque si bien don Sergio tiene mucho tiempo en términos de edad, creen que si termina asociado con Scioli (gobernador o vicepresidente), lo primero que hará el motonauta será aplicar la estrategia que los K ejercitaron con Duhalde: destruirlo para que no crezca.
Por el lado de Scioli tampoco sus “socios” quieren una alianza. Le aseguran que el partido justicialista se comerá a Massa, y que el único camino posible es acordar con el gobierno, darle una parte importante de los cargos a repartir en las listas y entregarle al pueblo lo que quiere: una transición ordenada. Además, le mencionan un dato no menor en política: Los únicos candidatos con caja son él (Scioli) y Macri. A la hora de la verdad, si los gobernadores le dan la espalda, Massa no tiene fondos como para encarar la patriada que significa una campaña nacional y podría ser barrido por estrategias que el oficialismo se está guardando (también para después del Mundial).
Tanto Massa como Scioli tienen por delante decisiones tremendas que tomar. Don Sergio hizo una primera jugada audaz y le salió perfecta. ¿Por qué no ir por la segunda? Sabe bien que la fórmula de oro sería juntarse con Scioli, al mismo tiempo entiende que podría quedar enredado y desaparecer igual que tantas otras jóvenes promesas que fueron devoradas por el sistema. Claro que le falta plata y cierto grado de sustento político (en especial con los poderosos feudos provinciales). Sin embargo atesora algo que ningún otro candidato posee hoy: la mayor aceptación a nivel país.
A Daniel no se le escapa que una alianza con Scioli sería el camino más corto y menos empedrado hacia la Rosada. Obvio que se ve más abajo en las encuestas y tiene que afrontar situaciones (el paro docente es un ejemplo) que podrían desgastar aún más su imagen. A su favor él sí cuenta con dinero en abundancia, lo que no es poco cuando hablamos de ganar elecciones. Además, y por ser un hombre muy racional en sus decisiones, entiende que podría perder todo a la hora de enfrentar a Massa, y que esa derrota sería el final de una larga y difícil carrera política. “Mejor compartir que perderlo todo”, dice a veces.
La alianza secreta entre ambos todavía existe y la desconfianza también. En realidad los más entusiasmados con una ruptura definitiva son los massistas quienes no quieren ser desplazados por un ejército (lo que pasaría si se junta con Daniel).
Hasta el Mundial no ocurrirá nada; después la decisión será unirse o no, y acá son dos los que tienen la sartén por el mango: Massa y Scioli. Con una diferencia: Massa está concentrando un enorme poder, tanto que en su cabeza cada día cierra menos la idea de ser segundo. El tiempo post Brasil dirá.
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