En la cuenta regresiva para la elección del 25, los referentes económicos de los presidenciales cuentan sus planes para ordenar la economía y recuperar la credibilidad en el país. Aquí, Martín Redrado da sus razones para confiarle esa tarea al candidato del Frente Renovador. Las 10 medidas de gobierno para restablecer el equilibrio macro.
La Argentina tiene algunos problemas acuciantes que deberá enfrentar la próxima administración y otros tantos de carácter estructural para resolver en la próxima década.
Para ambos se necesita un presidente que con una visión federal posea un equipo que sepa cómo funciona el tablero de control de la administración pública. Hombres y mujeres con probada capacidad de gestión, que hayan pasado por el Estado sin ningún hecho de corrupción sobre sus espaldas y con una llegada al mundo que tenga la credibilidad para abrir las puertas que el país necesita.
La lucha contra la pobreza demanda ser el centro de todas las políticas públicas del gobierno de aquí en adelante.
La principal herencia que nos dejan estos años son más de 10 millones de compatriotas que no pueden alimentar dignamente a sus familias. La convergencia de una política macroeconómica, junto a la infraestructura, la educación, las políticas de protección social y el empleo, deben ser una constante.En el corto plazo, hay que atender crecientes urgencias. Las inconsistencias de la política cambiaria, monetaria y fiscal solo estaban adormecidas debajo de la superficie. En este mar de fondo en el que se desenvolvió la economía, la creciente volatilidad estaba a la vuelta de la esquina.
El Gobierno creyó que con estos instrumentos hiper expansivos podría dar respuesta a dos objetivos encubiertos: financiar el enorme agujero presupuestario y mantener la tasa de interés por debajo de la inflación, estimulando el consumo y el nivel de actividad.
Por lo tanto, el eje principal de aquí en más será brindar la solvencia necesaria para evitar sobresaltos.
El primer examen será generar los dólares suficientes que permitan un normal desenvolvimiento de nuestra economía. Para lograrlo, deberá ponerse en marcha el 10 de diciembre un conjunto de medidas de alto impacto que permitan restablecer el equilibrio macroeconómico, la previsibilidad y que se reflejen en la llegada de al menos 10.000 millones de dólares en los primeros meses de gobierno.
A continuación, se presenta un decálogo de acciones para lograr ese objetivo:
1. Deberán eliminarse las retenciones a todos los productos regionales. En el caso de la soja, tomar una porción de las alícuotas vigentes como pago a cuenta del impuesto a las ganancias.
2. Eliminar los registros de operaciones de exportación (ROE), para que la burocracia no sea la que fije los tiempos para vender al mundo.
3. Establecer un marco normativo para el sector energético que brinde estabilidad impositiva a nivel federal, provincial y municipal, disponibilidad de divisas e incentivos fiscales para incrementar la exploración.
4. Aprobar una ley federal de infraestructura que establezca las obras prioritarias para nuestro país incluyendo las principales rutas, ferrocarriles e hidrovias. Su financiamiento provendrá de la apertura inmediata de líneas de crédito y garantías del Banco Mundial y otros organismos de crédito multilateral.
5. Establecer un programa económico integral que fije metas plurianuales convergentes, en materia fiscal, monetaria e inflacionaria, coordinadas por todas las agencias públicas intervinientes con un objetivo central: una tasa del 5% de crecimiento anual y una tasa de inflación de un dígito.
6. Brindar flexibilidad a la demanda de divisas a medida que crece la oferta, en términos de importaciones, dólar ahorro y dividendos con el norte en volver a un mercado único y libre de cambios.
7. Crear una agencia federal de estadísticas, recuperando profesionales desplazados y nombrando un nuevo director ejecutivo con acuerdo del Senado.
8. Modificar la Carta Orgánica del Banco Central para terminar con la práctica de ser la chequera del Gobierno, es decir, con límites precisos a las transferencias de dólares y pesos a la Tesorería.
9. Un salto concreto en materia institucional. Por ejemplo, derogar la Ley de abastecimiento; crear una oficina de presupuesto para otorgarle transparencia a su diseño e implementación plurianual; elaborar un programa financiero del Tesoro y un programa monetario del Central verosímiles. Por último, eliminar el artículo 20 de la Ley de Mercado de Capitales que permite a la CNV intervenir en empresas sin orden judicial previa.
10. Establecer una verdadera autonomía del Poder Judicial, instaurando restricciones al interior del Consejo de la Magistratura para que, además de profesionales prestigiosos e independientes, se garantice la no injerencia del resto de los poderes del Estado en la administración presupuestaria de la Justicia.
Más allá del ordenamiento propuesto (que en este caso es ilustrativo), lo destacable es la inmediatez de su implementación y su prioridad en la agenda de políticas públicas, junto a una fuerte determinación de reinsertar al país en el mundo a través de una política exterior coherente, estratégica y profesionalizada.
1. Deberán eliminarse las retenciones a todos los productos regionales. En el caso de la soja, tomar una porción de las alícuotas vigentes como pago a cuenta del impuesto a las ganancias.
2. Eliminar los registros de operaciones de exportación (ROE), para que la burocracia no sea la que fije los tiempos para vender al mundo.
3. Establecer un marco normativo para el sector energético que brinde estabilidad impositiva a nivel federal, provincial y municipal, disponibilidad de divisas e incentivos fiscales para incrementar la exploración.
4. Aprobar una ley federal de infraestructura que establezca las obras prioritarias para nuestro país incluyendo las principales rutas, ferrocarriles e hidrovias. Su financiamiento provendrá de la apertura inmediata de líneas de crédito y garantías del Banco Mundial y otros organismos de crédito multilateral.
5. Establecer un programa económico integral que fije metas plurianuales convergentes, en materia fiscal, monetaria e inflacionaria, coordinadas por todas las agencias públicas intervinientes con un objetivo central: una tasa del 5% de crecimiento anual y una tasa de inflación de un dígito.
6. Brindar flexibilidad a la demanda de divisas a medida que crece la oferta, en términos de importaciones, dólar ahorro y dividendos con el norte en volver a un mercado único y libre de cambios.
7. Crear una agencia federal de estadísticas, recuperando profesionales desplazados y nombrando un nuevo director ejecutivo con acuerdo del Senado.
8. Modificar la Carta Orgánica del Banco Central para terminar con la práctica de ser la chequera del Gobierno, es decir, con límites precisos a las transferencias de dólares y pesos a la Tesorería.
9. Un salto concreto en materia institucional. Por ejemplo, derogar la Ley de abastecimiento; crear una oficina de presupuesto para otorgarle transparencia a su diseño e implementación plurianual; elaborar un programa financiero del Tesoro y un programa monetario del Central verosímiles. Por último, eliminar el artículo 20 de la Ley de Mercado de Capitales que permite a la CNV intervenir en empresas sin orden judicial previa.
10. Establecer una verdadera autonomía del Poder Judicial, instaurando restricciones al interior del Consejo de la Magistratura para que, además de profesionales prestigiosos e independientes, se garantice la no injerencia del resto de los poderes del Estado en la administración presupuestaria de la Justicia.
Más allá del ordenamiento propuesto (que en este caso es ilustrativo), lo destacable es la inmediatez de su implementación y su prioridad en la agenda de políticas públicas, junto a una fuerte determinación de reinsertar al país en el mundo a través de una política exterior coherente, estratégica y profesionalizada.
En definitiva, al próximo presidente se le demandará no solo un nuevo liderazgo junto a la experiencia y solvencia de sus equipos técnicos, sino también el abandono de este proceso estanflacionario junto a una reversión generalizada de expectativas.
El Frente Renovador, liderado por Sergio Massa, cumple con todos estos requisitos.
Por todo lo anterior, la habitual "luna de miel" de un nuevo mandato es una ocasión concreta para dotar de contenido a la gestión desde el inicio.
Nosotros sabemos qué hay que hacer y cómo hacerlo.
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