El fantasma recorre los pasillos del poder y sorprende a crédulos e incrédulos: las encuestas en provincia de Buenos Aires, al fin la madre de todas las batallas: Cristina Kirchner y Sergio Massa encabezan, relegando al tercer lugar a los candidatos de Cambiemos. Aunque nada es para siempre, las ecuaciones llaman la atención.
De pronto, cuando por imperio de los contextos se daban por finiquitadas las chances de Massa, el líder del Frente Renovador aparece en las últimas encuestas de González y Valladares, Raúl G. Aragón & Asociados y Management & Fit encabezando o siguiendo muy de cerca a Cristina. A la par, el tercer lugar para Esteban Bullrich enciende luces de alerta oficiales.
A favor del gobierno nacional, debe decirse que la campaña aún no comenzó y que la mayor imagen positiva en el distrito más poderoso del país la tiene la gobernadora María Eugenia Vidal. Si los números de aceptación que las muestras le dan a Vidal son ciertos, resultaría casi imposible que Cambiemos pierda las elecciones, aunque es cierto que Esteban Bullrich es un postulante prácticamente desconocido.
Todos deberían ponerse a auscultar lo que sucedió en Santa Fe, en 2011, con Hermes Binner y Antonio Bonfatti. El gobernador en ejercicio aupó a Bonfatti hasta llevarlo del 6 por ciento inicial de intención de voto en la interna contra Rubén Giustiniani a ganar las elecciones. El caso mereció hasta libros específicos sobre ese proceso electoral. De acuerdo a cómo arrancan los protagonistas de la historia bonaerense, Vidal deberá ponerse el overol y recorrer la provincia auspiciando al actual ministro de Educación.
En el subibaja
Los últimos números hacen crecer la incertidumbre respecto del futuro político de Cristina, quien dijo hace algunos días que no participaría de las elecciones, pero luego se desdijo. El caso de la ex presidente es singular: mide más que cualquier otro candidato peronista pero tiene la imagen negativa más alta.
La performance de CFK podría llevar a un cambio de estrategia oficial respecto del plan de polarización exclusiva con la ex mandataria que se ha visto en las últimas semanas. Claramente, a esta altura de los acontecimientos, con la economía funcionando por debajo de las expectativas, y con el consumo que sigue desplomado mes a mes, al gobierno nacionale le conviene que el voto peronista se divida en dos o en tres opciones. Divide y reinarás.
La dualidad de los escenarios políticos se traslada también a las interpretaciones por la marcha del estado de la economía.
En el gobierno nacional juran y perjuran que Mauricio Macri mejoró en las encuestas y que eso se consolidará con los recurrentes viajes a las provincias que hará el presidente de la Nación para inaugurar obras. En ese punto, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, dijo en una entrevista con LaCapital que "lo peor ya pasó" y que, de ahora en más, sólo habría buenas noticias.
Sin embargo, la caída del consumo en supermercados y almacenes siguió en caída libre y retrocedió en abril un 5 por ciento. El precio de las cosas es el mayor problema que tiene la administración. De poco vale la reducción macro de la inflación si en el día a día los precios suben en los alimentos y en los artículos de consumo masivo.
La doble calificación respecto de la gestión Macri ofrece un ejemplo pulimentado en la provincia de Santa Fe. En las últimas semanas creció la imagen del presidente en el sur y centro norte de la provincia, pero sigue de capa caída en Rosario, el gran conglomerado urbano del distrito. Rosario es hoy una de las ciudades más caras del país. Ejemplo: tomar un taxi aquí se parece a un lujo asiático.
A partir de los próximos días se terminará una manera de contar la historia y empezará otra: todo estará tenido por la campaña electoral. En ese tablero nacional oficialista, el gobierno nacional tiene la necesidad de ganar en Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y ciudad de Buenos Aires.
Se dice en los pasillos de Cambiemos que de ser el ex árbitro Héctor Baldassi el primer candidato a diputado nacional en Córdoba, el cabeza de lista en Santa Fe podría caer en el radical Mario Barletta. O, en su defecto, Jorge Boasso. Esa decisión complica al macrismo local, que ve en Luciano Laspina o Roy López Molina a auténticos macristas, algo que ya fue analizado en esta columna.
No es lo mismo uno u otro. Barletta ingresó al Congreso en una lista del progresismo encabezada en 2011 por Hermes Binner. De todos modos, Barletta cruzó la frontera del Frente: el lunes, en un programa televisivo, anunció su deseo de que el próximo gobernador sea de Cambiemos.
En Córdoba, José Manuel de la Sota lidera ampliamente la intención de voto por encima de Baldassi, y todas las encuestas coinciden en que Unión por Córdoba se alzará con el triunfo. Eso hace subir las expectativas en la provincia de Buenos Aires, Santa Fe y Caba.
La presencia de Martín Lousteau como referencia opositora modifica todas las tácticas y estrategias. De todos. Para Elisa Carrió no es lo mismo competir contra un candidato peronista que contra el ex embajador en Estados Unidos, quien hace dos años llevó como postulante a vicejefe de gobierno a Fernández Sánchez, principal colaborador de Lilita.
Por capacidad, contexto y percepción política Lousteau parece formatear un rival de riesgo para Cambiemos. No sólo en los comicios legislativos, sino en una proyección a futuro.
La política, los políticos, empiezan a devorar sondeos. Sin embargo, la verdadera encuesta respecto del lugar en el que está parado cada candidato, y cada espacio político, se hará pública el 22 de agosto, día de las primarias nacionales.
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